Profesora ganó juicio contra la Corporación de Educación de San Vicente, luego de ser víctima de acoso laboral.

Claudia Rozas es una profesora de filosofía con más de 15 años de experiencia en distintos colegios de la comuna de San Vicente, desde el año 2016 viene en una lucha constante por hacer valer sus derechos de trabajo frente a la Corporación de Educación de San Vicente.  En noviembre del 2020, salió el fallo del tribunal laboral pertinente y en sus partes importantes, se comprobó con pruebas, el acoso y la vulneración de sus derechos en colegios de la comuna, dejando en evidencia que la corporación permitió los malo tratos, liderazgos autoritarios.

Hoy quiere compartir su historia con el fin de concientizar a la población:

Carta de una Docente

Mi nombre es Claudia, profesora de Filosofía, San Vicente. Llevo 16 años trabajando en distintas escuelas y liceos de la comuna, donde he sido reconocida por la docencia en aula y el impulso y apoyo a distintos proyectos escolares, que de algún modo, han ido sentando las bases en la visión formativa y vocacional de los estudiantes.

Sin embargo, lejos de lo esperado en el área de educación, de forma paralela entre los años 2016 y 2020 existió un quiebre en mi vida laboral, el cual se ha caracterizado por la constante disminución de mi carga horaria, traslados arbitrarios de un colegio a otro, menoscabo y humillaciones varias por parte del Director del Liceo Ignacio Carrera Pinto y algunos integrantes de su equipo de gestión de confianza, siendo el último evento hostil, mi traslado arbitrario, informal y fuera de de plazos, además de la prohibición al desayuno institucional de comienzos del año escolar 2020 (sin explicación ni fundamento profesional de las jefaturas directas) por parte del Director Armin Neuman y la Inspectora Pilar Castro, siendo éste , un acto por decir lo menos, inapropiado para funcionarios que “lideran” la educación de nuestro país y que no puede ser justificados bajo ninguna lógica.

Como es de esperarse en situaciones donde mi estabilidad laboral era constantemente amenazada, y agredida, di cuenta a mi Empleadora en la búsqueda de argumentos profesionales, protección y justicia, no obstante, encontré en ella invisibilización y más aún, apoyo a las decisiones arbitrarias del director. En ese entonces, me vi en la obligación de recurrir al Poder Judicial del Estado en búsqueda de Justicia

Ha pasado más de un año, en el cual los hechos fueron investigados y debidamente comprobados por entidades como la Inspección del Trabajo de la Comuna quienes advirtieron, posterior investigación en Abril del 2020, indicios de acoso y maltrato profesional; Juzgado Laboral de San Vicente en Noviembre del 2020 quien falla declarando que la Corporación ha vulnerado mis derechos fundamentales garantizados en la Constitución Política, art.19 y la existencia de acoso y maltrato laboral del artículo 2 del Código del Trabajo y la I. Corte de Apelaciones de Rancagua quien recientemente hace unas semanas ratifica el fallo judicial.

Expongo públicamente mi caso para dar cuenta de la violencia y el maltrato laboral al que estamos expuestos los docentes de nuestra comuna y más bien diría, de varios partes del país, expuestos a sistemas culturales donde se han normalizado prácticas abusivas propias de épocas históricas pasadas donde la figura del patrón de hacienda es reproducida casi como un acto pintoresco donde ser buen empleado o “ser buen profe” consiste en caerle bien al jefe, quedarte callado y asumir sin reclamos todas las medidas adoptadas por el equipo directivo , sino eres tildado de  conflictivo”, “tener mala actitud” o “ ser mal profe”. Sin duda alguna, un ambiente patriarcal normalizado, que destruye y quiebra la educación, las relaciones humanas y la vida personal.

Los efectos de este maltrato al que estuve expuesta por un tiempo prolongado han tenido un daño y deterioro en mi salud física y psicológica, y en el ambiente, donde tu imagen profesional es denostada y cuestionada. Es más, durante todo el proceso judicial, aun cuando la Corporación representada por la Srta. Lorena Cabria y el Sr. Alcalde Jaime González como Presidente de la misma y representante legal, estaban enterados de la delicada situación y la enfermedad profesional declarada por la ACHS, seguían permitiendo el ejercicio de liderazgo autoritario y discriminador o apoyaban medidas  arbitrarias, lo que da cuenta de un trato inequitativo entre los funcionarios, pues durante todo el proceso investigativo fui cuestionada, discriminada y denostada profesionalmente, lo que se oponía al apoyo absoluto otorgado al Director, quien por lo demás, aun cumple funciones directivas en el Liceo.

Es así que, los mismos sistemas educativos que emplean políticas como omitir acciones, no responder a los reclamos de los docentes o cuestionar, también están normalizando conductas violentas. Es parte de lo que nuestra cultura nos va enseñando y, tristemente (en este tipo de sistemas) el mismo profesorado lo permite, adoptando una postura individualista e indolente en la mayoría de los casos, donde si el problema no te sucede a ti, entonces no existe. De este modo, el sistema educativo y sus relaciones jerárquicas abusivas es el resultado de un sistema patriarcal, donde el hostigamiento, acoso y maltrato laboral constituyen una GRAVE vulneración a los derechos fundamentales que se deben erradicar.

Escogí defender mis derechos y luchar contra la injusticia que vivía. Busque incansablemente orientación y ayuda profesional en distintos ámbitos y me dí cuenta que la lucha laboral es más bien solitaria y desgastante en el tiempo, pero se puede cuando crees fielmente en la justicia. Por lo mismo visibilizar este caso u otros es totalmente necesario en nuestro país, ya que nos muestra que no podemos situarnos como cómplices, pues si un docente reclama algo así, es porque ya no puede ocultarlo, es porque su dignidad profesional se ha quebrado…

En este contexto, la sentencia definitiva y firme del proceso judicial está orientada a la reparación de los hechos y a la prevención para proteger la salud psíquica de los funcionarios, ordenando la restitución de mis funciones docentes en el Liceo, capacitar a los funcionarios en relaciones Interpersonales y Derechos Laborales, incorporar en el reglamento de la Corporación un Protocolo de Acoso laboral, entre algunas medidas. Es de esperar, que también la Corporación haga parte de sus prácticas, el respeto y el trato equitativo para los profesionales de la educación, independiente de su cargo jerárquico y cercanía.

Agradezco en este proceso, la valentía e integridad que tuvieron algunos colegas y el apoyo incondicional de familia y amistades que siempre creyeron en mí, así como a los profesionales del área Judicial y de Salud, quienes con sus conocimientos orientaron el camino en la búsqueda de Justicia.

Finalmente creo que “ninguna lucha es en vano” cuando ha nacido desde la verdad y la dignidad, siendo esta declaración una reivindicación no solo por los derechos laborales, sino un compromiso con el tipo de educación y sociedad en la que valga la pena “vivir”.

Claudia debió recibir disculpas publicas en un diario de circulación nacional, esta fue realizada días atrás en el diario Las Ultimas Noticias.